La fiscalización es la principal crítica que hacen especialistas a la actual regulación del cigarro en Chile.
Por María Jesús Cristi
Publicado en La Hora
Hace exactamente cinco años se prohibió fumar en colegios, estadios, restaurantes y otros lugares de acceso público, con la entrada en vigencia de la ley del tabaco. Las medidas implementadas el 2013 han permitido que, en un corto plazo, los índices de consumo de cigarrillos hayan disminuido.
La Encuesta Nacional de Salud estimaba que la población fumadora llegaba al 40,6% en el 2009, mientras que el mismo estudio el año pasado indicaba que los fumadores en Chile bajaron al 33,3%. Celso Muñoz, jefe de la Oficina de Control del Tabaco del Ministerio de Salud, destacó que otra de las consecuencias es que el 85% de las familias chilenas no fuma dentro de la casa.
“En la población de jóvenes entre 20 y 24 años ha disminuido el consumo de un 60,5% hasta un 41,1%”, agrega Muñoz sobre el cambio cultural que vivió la sociedad chilena.
A pesar de las limitaciones que se impusieron, la Seremi de Salud Metropolitana, una de las instituciones que fiscaliza que se cumpla la normativa, desde 2013 a la fecha sólo ha registrado 134 denuncias.
Debilidad
La fiscalización de la ley, junto a las sanciones impartidas por infringirla, es una de las debilidades que ha tenido la puesta en práctica de la legislación anti tabaco.
En la actualidad hay otras dos instituciones que tienen la capacidad de fiscalizar, aparte de la Seremi de Salud: Carabineros y las municipalidades, a través de sus inspectores. No obstante, no tienen la capacidad de multar a quienes no cumplan con la norma.
Jaime Mañalich, quien encabezaba el Ministerio de Salud cuando se comenzó a aplicar la modificación del 2013, asegura que la iniciativa marcó un antes y un después en la mirada de la ciudadanía frente al consumo del tabaco, ya que ella fue la que asumió un activo rol en la fiscalización.
“La fiscalización ha sido muy pobre, en el juzgado de policía local las denuncias son prácticamente inexistentes. En primera instancia se dijo que la fiscalización sería implementada por Seremi, pero al final de la tramitación de la ley esto se cambió”, recalcó Mañalich.
Lidia Amarales, directora de Respira Libre, concuerda con el ex secretario de Estado y agrega que las autoridades de salud deberían ser las que asuman no sólo la fiscalización, sino que el rol sancionador. “Debería ser como lo que pasa con el Código Sanitario: si no se cumple la ley se multa de forma inmediata, y si se reitera la falta se puede cerrar el lugar donde no se está cumpliendo la ley. Ahora esto pasa por manos de los jueces de policía local, perdiéndose absolutamente la eficacia de la fiscalización”, acota Amarales.
Este punto está incluido en las modificaciones que se pretenden hacer a la ley, que actualmente están siendo discutidas en el Congreso. Sin embargo, el interés de las autoridades se encuentra en la protección de los menores frente al consumo de tabaco.
De acuerdo a Amarales, el 44% de los menores de 18 años que se inician en la práctica lo hacen con cigarros mentolados, por lo que destaca la importancia de prohibir estos productos. “Como la industria necesita nuevos clientes orienta toda su publicidad y su estrategia hacia los menores. No es casual que los puntos de ventas haya publicidad y esté orientada con colores e imágenes hacia el mundo juvenil. Ellos necesitan nuevos clientes por los 16.700 que se le mueren todos lo años”, apunta.
Según cifras del Minsal, al día mueren 54 personas a causa del tabaquismo en Chile.
¿Qué pasa con los cigarros electrónicos?
Uno de los nuevos productos de tabaco que se han popularizado en los últimos años en Chile son los cigarrillos electrónicos o los vaporizadores.
Sonia Covarrubias, coordinadora de Chile Libre de Tabaco, hizo hincapié en la necesidad de prestar atención a la masificación de estos artefactos.
“En el futuro tenemos que legislar todo esto que sea electrónico, porque esos son los nuevos productos que la industria está sacando al mercado en la medida que el tabaco está más regulado”, indicó.
El ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, por su parte opina que “los cigarrillos electrónicos deberían ser vendidos con receta médica para los que están dejando el tabaco. Pueden llegar a tener 5 veces más tabaco que los cigarrillos”.